En la comunidad cuartelaría militar una de las actividades es la reunión diaria en formación organizada y disciplinada, lo cual ocurre varias veces: mañana, tarde y noche, cuando el jefe de pelotón, compañía o batallón, según sea el caso se dirige a la tropa en forma sucinta o si el señor tiene vocación de pastor se puede extender en mucho la perorata del jefe. Así algunos se concretan al atención firrr, recibir el parte o novedad, decidir el rompan filas y ya, pero otros quizás sin oficio o distracción, agarran a los subalternos de “sopa” para hablarles de cuanto se les ocurra; instante además cuando el distraído, fastidiado o indiferente le puede salir: salto de rana, flexiones, trote o plantón por no atender las “sabias “palabras del mandón.
En el caso Venezuela, el cual debe ser único en el universo, un señor militar parece nunca haber matado la fiebre cuartelaría de hablarle a la tropa y agarro a los civiles y hasta a los propios militares como receptores de un mensaje sin rumbo y por tiempo indefinido, además, le ha suspendido el reposo diario a todo aquel que sin escape por el cable TV., debe buscar en cualquier forma de escapar de la tortura, durante horas de un suplicio sónico que significa en la mayoría de los casos oír sin digerir algo que es como “una mazamorra sin masa” una reata de palabras muchas veces incoherentes con la realidad, dándose el caso de hasta soportar mentiras nada piadosas de ofertas “engañosas” para obtener escapularios con milagro ajeno.
Lo peor de todo este asunto es la epidemia, en la cual se puede sumir la humanidad si este bla-bla-bla no llega a su fin en forma inmediata, ya que peligrosamente en algunos países los amigos del militarismo opresor han tomado este método de tortura sónico como válido y necesario, para convertir el “civilismo” en redil para apresar a los desarmados en esta onda alienante de repetirle, sin son ni ton, una cartilla cuartelaría dictatorial, pues en estos largos mensajes se busca convencer a la población de los poderes inteligentes del “ser militar” así como el predominio de la fuerza y derecho de los hombres armados para dominarlo todo y hacer ver que el civil es el culpable de todos los males padecidos desde la fundación de la patria.
Es posible que un grupo de científicos analicen las consecuencias de este suplicio sónico y a través de algún organismo internacional presenten una ponencia con el fin por lo menos de que haya un alerta a las demás naciones democráticas, para que establezcan los mecanismos del caso para impedir la proliferación de este fenómeno capaz de producir enfermedades síquicas permanentes a los habitantes de una Nación tal cual ocurre actualmente en este país, donde, en buena parte la violencia nace de la frustración de los ciudadanos ante tanta arbitrariedad cuartelaría.
Si la cosa sigue así, amaneceremos bajo el ruido ensordecedor de la Diana mañanera para luego entrar en un show diario nuestro líder y dictador. Más na.
En el caso Venezuela, el cual debe ser único en el universo, un señor militar parece nunca haber matado la fiebre cuartelaría de hablarle a la tropa y agarro a los civiles y hasta a los propios militares como receptores de un mensaje sin rumbo y por tiempo indefinido, además, le ha suspendido el reposo diario a todo aquel que sin escape por el cable TV., debe buscar en cualquier forma de escapar de la tortura, durante horas de un suplicio sónico que significa en la mayoría de los casos oír sin digerir algo que es como “una mazamorra sin masa” una reata de palabras muchas veces incoherentes con la realidad, dándose el caso de hasta soportar mentiras nada piadosas de ofertas “engañosas” para obtener escapularios con milagro ajeno.
Lo peor de todo este asunto es la epidemia, en la cual se puede sumir la humanidad si este bla-bla-bla no llega a su fin en forma inmediata, ya que peligrosamente en algunos países los amigos del militarismo opresor han tomado este método de tortura sónico como válido y necesario, para convertir el “civilismo” en redil para apresar a los desarmados en esta onda alienante de repetirle, sin son ni ton, una cartilla cuartelaría dictatorial, pues en estos largos mensajes se busca convencer a la población de los poderes inteligentes del “ser militar” así como el predominio de la fuerza y derecho de los hombres armados para dominarlo todo y hacer ver que el civil es el culpable de todos los males padecidos desde la fundación de la patria.
Es posible que un grupo de científicos analicen las consecuencias de este suplicio sónico y a través de algún organismo internacional presenten una ponencia con el fin por lo menos de que haya un alerta a las demás naciones democráticas, para que establezcan los mecanismos del caso para impedir la proliferación de este fenómeno capaz de producir enfermedades síquicas permanentes a los habitantes de una Nación tal cual ocurre actualmente en este país, donde, en buena parte la violencia nace de la frustración de los ciudadanos ante tanta arbitrariedad cuartelaría.
Si la cosa sigue así, amaneceremos bajo el ruido ensordecedor de la Diana mañanera para luego entrar en un show diario nuestro líder y dictador. Más na.
Tony Rivera Chavez 2923879 guaripeterojo@chistes.zzn.com
Promoción de economistas Vietnam Vencerá UCV 1972
Promoción de economistas Vietnam Vencerá UCV 1972
No hay comentarios:
Publicar un comentario