Desde el prisma del análisis marxista basado en la optimización de la salud social del trabajador, como objetivo para la transformación del capitalismo en socialismo, NO, se puede concluir bajo ninguna razón que estamos en esa ruta y mucho menos calificar a los dirigentes políticos como “revolucionarios marxistas”, pues, si algo está a la vista es el abandono a su suerte de millones de venezolanos, en materia básica como la salud y la seguridad. En ambos casos, existe, un cinismo evidente, cuando al menor malestar corporal; estos amantes de la medicina gratuita y a la cubana salen despavoridos hacia las clínicas privadas, donde estarían los matasanos mercantilistas. En relación a la seguridad personal, es notorio este cinismo, cuando observamos como cualquier burócrata o burochorocrata, está rodeado de guardaespaldas para hacernos saber que el si está seguro, usando para ello los Fondos Públicos, porque un guardaespaldas significa una erogación mensual de más de un millón de bolívares por cabeza. Además, los tales “socialistas” en el paraíso de la seguridad ciudadana se desplazan en vehículos de alto cilindraje y tamaño los cuales, también se compran y mantienen con el dinero de los contribuyentes. Estas cosas son pruebas irrefutables del conocimiento oficial de los problemas de la gente, pero para que resolverlo, si para el oficialismo no existe la situación preocupante. Este pensamiento no tiene nada de “guevarista”, maoísta o leninista: es lo más egoísta e individualista posible.
Ahora bien, si cualquier persona se puede dar cuenta de cuanto ocurre y hay tratados, manuales, ensayos, etc., escritos para la solución de la inseguridad, pero no se toma en cuenta nada de esto, solo se puede determinar como causa de ella una programación calculada de su existencia, para uso “POLITICO MILITAR”, del mismo fenómeno contra la disidencia. Las amas de casa ante el ruido de una moto se ven apresuradas en busca de refugio, más si se trata de una pareja encima de las dos ruedas. Aterradas por esto el ruido del escape de un motorizado despierta pensamientos de muerte. Es sabido como en protestas callejeras y manifestaciones de la oposición, las bandas motorizadas se prestan para la agresión y hasta la eliminación de ciudadanos. O sea, han creado una especie de terror colectivo, haciéndolo aparecer como parte de una cotidianidad, de una casualidad y todo está previsto, de tal forma, que la aparición de estos grupos no se topa nunca con la GN, con la policía, ni con el Ejercito; porque sus rutas están previamente notificadas. No hay otra.
La represión extrema, como el paredón, la horca, la guillotina, y afines tienen además de la función justiciera, la de sembrar el terror cuando se trata de dictaduras. En estos momentos es imposible de imponer ante la presencia de los organismos internacionales, sobre todo en esta área del mundo (América), pero se pueden usar mecanismos terribles y pavorosos sin fijar responsabilidades directas, lo cual en cierta forma en esta parte del mundo parece ser muy exitosa, cuando ahora a nadie le resulta fácil hacer una protesta política contra el gobierno y así usted observa como ante cualquier protesta popular expresan: “No somos políticos, ni guarimberos” o se identifican con el Presidente para tratar de protegerse de cualquier consecuencia o violencia oficial.
Si esto es una democracia socialista, entonces a este país se lo llevo el Diablo en los cachos, porque no se ve por ninguna parte la igualdad social característica del socialismo. Nada. El pueblo en ascuas y la burrochorocracia con todo.
Ahora bien, si cualquier persona se puede dar cuenta de cuanto ocurre y hay tratados, manuales, ensayos, etc., escritos para la solución de la inseguridad, pero no se toma en cuenta nada de esto, solo se puede determinar como causa de ella una programación calculada de su existencia, para uso “POLITICO MILITAR”, del mismo fenómeno contra la disidencia. Las amas de casa ante el ruido de una moto se ven apresuradas en busca de refugio, más si se trata de una pareja encima de las dos ruedas. Aterradas por esto el ruido del escape de un motorizado despierta pensamientos de muerte. Es sabido como en protestas callejeras y manifestaciones de la oposición, las bandas motorizadas se prestan para la agresión y hasta la eliminación de ciudadanos. O sea, han creado una especie de terror colectivo, haciéndolo aparecer como parte de una cotidianidad, de una casualidad y todo está previsto, de tal forma, que la aparición de estos grupos no se topa nunca con la GN, con la policía, ni con el Ejercito; porque sus rutas están previamente notificadas. No hay otra.
La represión extrema, como el paredón, la horca, la guillotina, y afines tienen además de la función justiciera, la de sembrar el terror cuando se trata de dictaduras. En estos momentos es imposible de imponer ante la presencia de los organismos internacionales, sobre todo en esta área del mundo (América), pero se pueden usar mecanismos terribles y pavorosos sin fijar responsabilidades directas, lo cual en cierta forma en esta parte del mundo parece ser muy exitosa, cuando ahora a nadie le resulta fácil hacer una protesta política contra el gobierno y así usted observa como ante cualquier protesta popular expresan: “No somos políticos, ni guarimberos” o se identifican con el Presidente para tratar de protegerse de cualquier consecuencia o violencia oficial.
Si esto es una democracia socialista, entonces a este país se lo llevo el Diablo en los cachos, porque no se ve por ninguna parte la igualdad social característica del socialismo. Nada. El pueblo en ascuas y la burrochorocracia con todo.
TONY RIVERA CHAVEZ 2.923.879 notelo@yahoo.com
Promocion de economistas Viet Nam Vencera UCV 1972 col2288
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