Muchas cosas andaban mal en Venezuela y pensamos que nos iba a proporcionar mucho alivio y satisfacciones la llegada de la izquierda al Poder, de una revolución, pero resulta que padecemos de mayores males, pero es el momento de reventar con tanto engaño y ejercer como ciudadano para echar por tierra luego de varios siglos esa mentira democrática encubierta en regímenes burocráticos llenos de demagogia y apatía ante los problemas del pueblo. Han pasado once largos años, nada despreciables para juzgar ante la historia la propuesta burocrática-militar, cuando se han desvanecido como un montón de cenizas las esperanzas de un mundo mejor para la población venezolana. Nuestros nuevos amos son “marxistas” y nos conducen de elecciones truncadas, en elecciones con ventajas para garantizar el triunfo de los gobernantes. Se habla de un juego democrático pero juegan con nosotros y por eso dentro del abuso del Ejecutivo se estimula la abstención a la hora de votar, con lo cual se mantendrá el sistema establecido y el ciudadano seguirá perdiendo la oportunidad de lograr un cambio de la situación. Ahora quienes han votado siempre por la izquierda se colocan en una encrucijada, pues casi que son obligados a cerrar la boca ante la derecha y ocultar la verdad convirtiéndose en dóciles espectadores, sopena, de ser convertidos en traidores, además de hacerles creer que serán ellos mismos los culpables de una derrota si no van mudos y sumisos a ejercer el voto de la izquierda y hacerlos pensar que ya no se decide todo en la “elite” si no con ese voto democrático. Sin embargo, es la hora de todos quienes se consideran estafados por esta clase militar y se manifiestan como hombres libres sin partidos, sin carnet, sin pandillas. Todo lo contrario de los arropados por la fuerza corrupta de las instituciones o de los negocios, componendas o ambiciones. Será la presencia consciente y espontanea del anti-sistema del hombre en busca de una sociedad justa y participativa, cuyo azar lo llevará a una elección en septiembre, de hombres disimiles, cuyo principal objetivo no será convertirse en burócratas sino en agentes de la transformación por la vía de la oposición, al establishment construido por una Nueva Clase o secta militar, que hundió con la traición todo vestigio cierto de darle a la IZQUIERDA y la ciudadanía en general, una salida ante cuanto por siglos lo ha mantenido sin una real y verdadera libertad, además, de negarle su participación en las decisiones públicas. El derecho de este Septiembre marca el deber de empujar la rueda de nuestro destino hacia el progreso y la igualdad, sin engaños. Afortunadamente no hay una masa compacta para romper el cerco legislativo cuyo ejercicio hasta la fecha se traduce en consolidar la “autoridad única” y en este sentido cuando cientos de ideas se plasmen en una consecuencia de transformación, debe servir para que el ciudadano se coloque en la vía como un dique de contención de los viejos y malos procedimientos y le dé puerta franca a todo cuanto enriquezca la vida ciudadana con calidad y estabilidad. Estas elecciones son en si, algo muy especial, cuyos beneficios dependerán antes y después de los ciudadanos, quienes deben enfrentar la dictadura militar a través de un voto critico-consistente. Amanecerá y veremos.
TONY RIVERA CHAVEZ 2923879 elpajarodebuenaguero2010@gmail.com
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